WINDSURF

¿Que cabe en la furgo de un Windsurfista?

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Redacción

Parece mentira, pero al final siempre cabe un poquito más. Le haces un arreglito por aquí y otro por allá para poder vivir dentro sin que te falte la más mínima como-didad, pero no olvidas ni por un momento dejar dentro cualquier cosa que pueda ser de utilidad en un momento de apuro, cuando la velería más cercana está, digamos, un poco lejos, o cuando lo que normalmente considera-rías un desperdicio acaba siendo útil. En definitiva, de esto y mucho más se puede encontrar en el pozo sin fondo que acaba siendo la furgo de un windsurfista, y después de 10 años de concentración en el Cámping La Ballena Alegre hemos visto cómo evolucionaban las furgos de los que navegamos, pero por dentro, el conte-nido sigue siendo el mismo, oliendo igual, y con la misma cantidad de arena.

Está claro, siempre hay un “gadget” que está ahí y no sale de la furgoneta por si algún día puede servir en algún momento de apuro en la playa, e in-cluso pasa la ITV con ella:

- un destornillador oxidado,
- un rollo de cita americana
en las últimas,
- dos latas que sirven de ceniceros,
- un footstrap roto,
- arena e todas las playas que
hemos visitado
- varios mapas arrugados,
- unas gafas de sol rotas,
- crema de labios,
- una chancla vieja,
- un par de tornillos de alerón,
- botellas de agua vacías,
- unas fotos de la navegada histórica,
- un rollo de papel de water,
- una llave allen de no se sabe qué,
- varios bolígrafos que no funcionan,
- algún cabo de arnés desaparejado,
- una toalla tan sucia que camina sola,
- las alfombrillas llenas de pisadas y arru-gadas por debajo de los asientos,
- un ambientador cuanto más hortera mejor para matar la peste del traje sucio,
- varios adhesivos de marcas surferas que ya no sabes dónde enganchar,
- un alerón que te dejó alguien un día pero no te acuerdas quién,
- una navaja multiusos para abrir latas y botellas, esencialmente,
- una cucharilla para los yogures,
- una brújula para no perder el norte,
- un saco de dormir para poder acoplarte en cualquier parte,
- varios vales de 2x1 del McDonalds
- algunos trozos de cabo cortados, y nor-malmente con un nudo en la punta, que ha sido la razón de cortarlos.

Hay otras que suben cuando cojo el material para navegar, no me tengo que dejar nada y casi todo va siempre en una bolsa o caja con todos los com-plementos:


- pies de mástil antiguos por si acaso, aunque no sé si me atrevería a navegar con ellos,
- tapones para el mástil que vendiste,
- arandelas y tornillos que no sabes cómo van montados,
- cabos de repuesto, pero muy cortos,
- cierres de arnés de repuesto pero un poco rotos, aunque todavía aguantarían,
- el traje, normalmente húmedo,
- una lycra super arrugada y que apesta, pero que va muy bien en el agua,
- y de paso me llevo de paseo de nuevo toda la arena que hay dentro de la bolsa y que algún día sacaré,
- los alargadores que algún día marcaré, para saber donde tengo que ponerlo para montar cada vela,
- los cabos para el pie de mástil y la es-cota que cada día son más cortos y están más resecos.

Por descontado y para llevar en el te-cho, junto a la tabla que va en un mal-trecho boardbag y los mástiles:

- las velas, que cogeré todas porque siempre me dejo alguna y es justo la que necesito,
- y las botavaras, que a ver quién es el guapo que las desmonta, si parecen sol-dadas con la arena.
- por cierto, quien no lleve las cinchas que levante la mano!
 

 

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